Amistad entre el varón y la mujer (Parte Final)

Segundo argumento. Charla de amigos… ilustren la situación en sus mentes.
- Ey che… vos sabés que conocí una piba y me gusta. Está muy buena (siempre, pero siempre es lo primero que se destaca de esa persona), es linda (se refuerza la idea primera), me cayó bien, divertida (ya estás imaginándote que encima de sexo podés reírte con ella) y tiene unos… (es el momento del gesto que concluye el enunciado confirmando la idea primera). ¿Cómo la encaro? ¿Cómo le doy a entender que me gusta?
- En primer lugar, evitá por todos los medios la palabra amigo. Nunca jamás le hables de tu ex y supongamos que sale el tema, acordate que no tiene más (otra vez el gesto) que ella; ni es simpática, ni la extrañás ni te costó hacer el duelo. Pero lo más importante, insisto, hacele entender que vos ¡no querés ser su amigo!
¿Les resulta familiar esta situación? Sí, es un universal… así como de la familia, nadie pudo jamás salir de este mundo sin haberla vivido. Consejo desesperado: si es necesario acudan al “yo no quiero ser tu mejor amigo gay”… créanme, funciona.

Tercer argumento. Desde el siglo XVIII sabemos, gracias a Kant, que en el orden del conocimiento lo primero que tenemos es una impresión sensible de las cosas. ¿Qué significa esto? Que todo entra por los sentidos… y el sentido que mayor impresión deja en una persona es la vista. En otras palabras, todo entra por los ojos y luego, sí, uno conoce el “alma” de una persona. Volvemos al argumento anterior: lo primero que decimos es “está buena” y, por lo tanto, de ahí al argumento 1: si está buena, queremos sexo.

Cuarto argumento. Creo, el más irrefutable. Cuando una persona del sexo opuesto no nos gusta físicamente, ¿qué decimos? “Es simpática” o “Es buena mina”. Entonces, pregunto: ¿qué queremos con ella? Sencillo: una amistad. ¿O acaso alguien se busca amigos antipáticos y traicioneros? ¡No! Uno busca personas confiables, buenas, alegres, que a uno le hacen bien… ¡y no estafadores carilindos con quien acostarse!

Entonces, para finalizar, dos cosas. A mis allegadas del sexo opuesto les aconsejaría que revisen en el archivo de su memoria si alguna vez las llamé “amigas” para que, si en algún momento se me ocurre tocarle las pompas, estén advertidas y nunca me den la espalda. Y segundo, basta de humanismo facilista. Así como no podemos enamorarnos de cualquiera, tampoco podemos ser amigos/as de cualquiera. Lamentablemente, la amistad no ha sido inventada sin intervención de nuestros instintos. Todo lo contrario: ha sido inventada a costa de una desviación de ellos. Hay personas de las que definitivamente no queremos ser amigos pero que debido a una alta cuota de baja autoestima, vergüenza, timidez y sentido de la civilidad abrazamos para no dejar ir esa ilusión de ser, por fin, Harry 6 años después de haber conocido a Sally.

2 comentarios:

  1. He de admitir, querido Bisa, que estoy de acuerdo. Muy a mi pesar, debo admitir. Pero, igualmente, tengo la sensación (ya que estaba Kant por ahí, y el pelotudo de Harry), de que en esto de la amistad entre hombre y mujer se juegan cosas más complejas a veces, y también bastante poco explicables. Pero como no tengo ganas de escribir, se la dejo picando. Ja!

    Abrazo.
    Na.-

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  2. "La pobreza hace ladrones y el amor poetas."

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