Descargo Necesario del Gén. Masculino (Cap. III - 2da. Parte)

3. Si bien La Conspiración se pretende llevar a escala mundial, abarcando todas y cada una de las esferas en las que participan ambos sexos, nos limitaremos aquí, por razones obvias y también espacio-temporales, al análisis de las relaciones amorosas. Meses y meses, tal vez años, de fracasos y frustraciones nos envuelven y abrazan siempre a la misma duda: ¿cómo es posible que la reina que acompañó nuestros días y a quién juramos amar (no eternamente porque eso ya sería faltar a la verdad) y respetar en su independencia, prefiere, casi siempre, a “esos chicos modernos/tan originales/todos tatuados/llenos de abdominales” ? ¿Cómo es posible que los misóginos de siempre, los machistas, los censuradores de mini-faldas (en sus novias, porque bien que avalan verle el culo a las demás), los mentirosos, los descomprometidos sean la “elección” de las mujeres? Siempre, en los períodos de duelo, pasamos, inevitablemente, por esas preguntas. Nos inclinamos hacia el alcohol, las drogas, los tranquilizantes buscando las respuestas y nada: jamás damos en la tecla, porque encima, cuando median los sentimientos corremos el riesgo de conformarnos con un “a los sentimientos es imposible entenderlos… ni siquiera se los elige”. ¡Falso señoritas… falso acá y en Sri Lanka! En esas palabras se escudan para seguir escondiendo su plan de Dominación. Acá, la verdadera historia de finales del siglo XX y principios del XXI… de ahora en más, está en nuestras manos acabar con ella.
Siguiendo a Platón (pavadita de sponsor nos buscamos), una relación amorosa se funda en la siguiente tríada: un amante, un ser amado y un objeto deseado. Podríamos esgrimir que, muy frecuentemente, esta tríada, si bien diferenciada en instancias distintas, coinciden en el contenido. Quiero decir: el amante encuentra en el amado un objeto que desea y del cual no puede dar cuenta la mayoría de las veces (“¿Qué te gusta de mi?”, suele preguntarse; a lo que se responde: “No sé, pero me gustás”). Hay quienes creemos que lo que amamos del otro, es a nosotros mismos pero de manera inconciente. El objeto amado no sería más, entonces, que nosotros mismos pero objetivados en otra persona. Cuando uno se enamora, aflora lo mejor de uno: uno se cree libre porque sabe que está en condiciones de dar la vida por aquella persona que ama (N. de la R.: si alguna bestia ha llegado a esta parte del ensayo, y no entiende nada; les decimos: esto es AMOR)… en definitiva; se siente feliz. Por eso, creemos desde estas páginas, que uno al enamorarse, está viéndose en un espejo, viendo un reflejo que lo deslumbra… somos nosotros mismos en otro cuerpo: amante y ser amado se condensan en un solo cuerpo y alma para derribar al mundo circundante en un suspiro febril e incontenible .
Entonces, ¿qué es lo que ve una mujer en un hombre cuando se enamora? Bueno, dijimos que a ella misma. Y he aquí, amigotes, el secreto ya de características especulativas, teológicas que estamos a punto de desenmascarar. ¿Por qué creen que un romántico aburre; por qué un Hombre no llena a una mujer? Porque un Hombre que las ama sin más, que no les exige, que las quiere libres, que las considera iguales no refleja la esencia de las mujeres. En su búsqueda de igualdad, las mujeres han venido (en los últimos 30 años, aproximadamente) arrasando con todo lo que encuentran a su paso; se lo llevan por delante y siguen camino. ¿Qué puede encontrar de atractivo una mujer en un Hombre que ya, a priori, las considera libres y bellas? Nada, absolutamente nada. Ya estamos dominados desde el momento en que expresamos nuestro AMOR; desde el momento que nuestros ojos descansan en sus labios entreabiertos para admirarlas y vivir por siempre, mientras tres o cuatro dedos sienten lo objetivamente bello de sus mejillas; hemos perdido la guerra: ellas ya son concientes que no tienen nada sobre lo cual avanzar; no encuentran su motor; en otras palabras, el objeto deseado se ha perdido: el dominio.
Sí, amigos heridos, lamentablemente, somos la causa de nuestra propia derrota. No hay más que decir: somos la condición de posibilidad de las bestias; de que las mujeres nos destruyan; en realidad, que nos ignoren o, más bien, nos reconozcan, se den cuenta que no hay más nada por hacer con nosotros y sigan su itinerario. Se quedan con las bestias porque en ellos sí encuentran el deseo de dominar; de transformarlos, de adecuarlos a sus formas. Buscan dominarlos, domarlos; ahí está la atracción. Se les presenta una tarea: cambiarlos… un desafío: que sean como ellas quieren. Va cayendo Troya ante las tropas de Aquiles… y, para peor, no tienen talón. Son fuertes, inteligentes, autosuficientes, independientes, prácticas, “vivas”… en una palabra, son superiores. Nada ni nadie las va detener. Bestias: van en su búsqueda… no opongan resistencia, porque no existe contra ellas.
Pero -y con esto vamos concluyendo este capítulo- hay algo aun más novedoso y sobresaliente. Actuando de esta manera, se entra en un círculo vicioso imposible de sortear. Dijo (y dice) Sabina: “ayer no me quisiste, hoy no te quiero… mañana no tendremos a quien querer”. No nos quieren a los Hombres por las razones ya esgrimidas; quieren a las bestias o, mejor, se quieren a sí mismas y su deseo de dominación, queriendo a las bestias. Entonces, ayer nos quisieron y no nos quisieron: estamos dominados. Hoy, son los otros: su desafío… los quieren para dominarlos (ejemplos sobran de tipos que han cambiado). ¿Y mañana? Ja! ¿Se dan cuenta? Es como dice Platón… la injusticia engendra más injusticia… no se saca nada bueno de ella. El círculo se cierra en que una vez que cambian, que están en iguales condiciones que nosotros: ¿qué piensan hacer con las ex – bestias? Una vez dominados; ¿qué hacemos con el objeto deseado? Lo pierden y así perdemos todos. Mañana no tendrán a quien querer. A menos que lo buscado sea la dictadura de la soledad… irremediablemente, vamos camino al fin de la historia. ¡Están en el programa de acabar con el deseo! La lucha que están emprendiendo, necesariamente, termina en el holocausto humano.
La Conspiración ha sido develada: así como somos su condición de posibilidad, también somos su tumba… una vez autoconcientes de ellos… podremos tomar las armas e iniciar el contraataque. Pero eso, eso es tema de un Capítulo final “revolucionario”.

7 comentarios:

  1. Sr. Licenciado:

    Leí con atención todos los descargos del género masculino. No quiero -ni puedo- negar que los postulados son verdaderos.
    Sin embargo, debo hacer algunas observaciones: el autor evidentemente se erige como víctima (y quizás lo sea), poniéndose así en la misma posisión en la que suele erigirse el "sexo débil"; lo que, al final, resultó su punto fuerte para la dominación del género masculino.
    Por lo tanto, estos descargos tienden a la dominación del género femenino, lo cual, por definición es machismo. Me recuerdan un poco a las letras de los tangos, en que el hombre siempre es abandonado por una pérfida fémina que lo dejó hecho pedazos, ahogando sus penas en alcohol.
    Y ojo, con esto no quiero decir que no haya mujeres "yeguas" (que serían el equivalente a los Bestias). Pero al hacer afirmaciones desde un punto de vista autorreferencial, Ud. cayó en una generalización.
    Ud. puede decir que todos los cisnes son blancos, hasta que un día aparezca un cisne negro, derribando su afirmación.

    De todos modos, sus reflexiones están muy bien expuestas, los textos son muy amenos, y -en algún punto- son un llamado de atención que algunas mujeres deberían tener en cuenta a la hora de elegir entre Hombres o bestias.

    Saludos desde Paraná.

    Luciana

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  2. Amigo Bisa:

    Confirmando su teoría que reza que al ver un texto demasiado largo uno va directamente a los comentarios, fui directamente a los comentarios.

    No es que tenga fiaca, sino que tengo poco tiempo en este momento, pero no quería dejar de comentar.

    Sólo quiero decir que usted pone en palabras lo que todos los hombres queremos decir, como ya se lo he dicho en reiteradas ocasiones.

    Además, quiero felicitar a Luciana por su comentario, porque tiene razón en mucho de lo que dice. Bisa es el nuevo Discépolo.

    Por otro lado, quiero proponer que los hombres y las mujeres nos unamos. Literalmente hablando.

    Abrazos y prometo más comentarios.

    W.

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  3. También leí con atención los descargos, y si bien en algunos puntos disiento con el Lic., sí voy a salir en su defensa respecto del comentario de la amiga Luciana: es muy buena la observación que hace respecto a que el Lic. toma una posición (que no llamaría víctima, ni la encerraría en lo que comúmente se llama machismo). Esto por ahí ayudará a quienes no la perciban.
    Pero efectivamente lo hace, y no hay nada de malo en eso y más aún, no creo que el objetivo del Lic. sea (por lo menos durante estos descargos) mostrarse como una persona que apunta a crear una sociedad de Hombres sin Bestias y Mujeres sin Yeguas sino que efectivamente muestra que para él esto es una guerra, por eso sobre el final habla del contraataque, acaso para la dominación, pero la dominación de un machismo de Hombres, no machismo de Bestias. Y si aún se ve que esta guerra está perdida, tal vez el afán del Lic. sea que si los Hombres son dominados, que sean dominados por Mujeres y no por Yeguas.
    Seguro que en esta guerra el Lic. tomó una posición, y la defiende. Seguro que es cuestionable, pero yo le voy a dar una oportunidad al último capítulo Revolucionario.

    Igual, coincido con usted Luciana, cualquiera de las posiciones (machismo Bestial o feminismo Yeguo) son totalmente desagradables.

    Abrazos

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  5. Los compiladores estamos conmovidos por el debate que ha despertado la obra del Sócrates Setubalero. No nos corresponde tomar la palabra por el Lic., pero debido al comentario de la Srita. Luciana, y a la defensa hecha carne del Sr. Lini, quisiéramos ensayar el tono austero de nuestro mesías, sólo por algunos renglones...

    "Srita. Luciana: nunca mi intención fue construir una víctima de mi persona, sino un responsable en su propia construcción de hegemonías. Ahora bien, es cierto que por momentos podemos ser víctimas, por caso, de una mentira y ahí no hay consenso alguno que salve esa situación. Ergo: sí, he sido víctima. Por otro lado, en el próximo capítulo, confesaré ser víctima y victimario de determinadas situaciones. En este punto, le doy la razón, ¡oh amiga de los suelos cuchilleros!
    Sí, soy débil, ¿por qué no he de reconocerlo? Pero la debilidad no es un atributo del sexo; sin embargo, son Uds. quieren arguyen de esta manera en reiteradas ocasiones; y en eso baso mi presente descargo.
    ¿Dominación del Gén. Femenino? En principio es imposible. Dos razones expongo: 1.- Creo y defiendo fervorosamente la soberanía del sujeto, su autonomía; por lo tanto, no quiero dominar a nadie ni quiero que nadie sea dominado y por ello intenté develar esta conspiración que me ha costado el mote de "El loquito de las conspiraciones" (Quizás muy bien merecido lo tenga). 2.- En muchas partes del texto aparece acompañando al sujeto femenino los atributos "autónomas, libres, inteligentes, superiores". No soy yo quien tilda de débiles a las mujeres.
    Muy bien percibido está que este descargo se pretende una generalización; pero no por ser autorreferencial, sino por su pretensión científica. Sí, claro que es una generalización... y claro que reconozco la existencia de honrosas excepciones a la regla... que hacen a la regla. Este dolinesc Licenciado, Ud. no sabe cuánto anhela y espera al cisne negro del que está Ud. hablando. Incluso, cada cisne negro, hasta el momento, ha sido luego, causa de cada uno de estos llorones escritos.
    Por supuesto que, como buen científico literato, al corroborarse la falsedad de estas hipótesis, las retiraré del espacio público. Mientras tanto, espero seguir acumulando paranoicos traicionados."

    Hasta aquí, lo que creemos diría el Lic.- Desde aquí, los compiladores la saludamos afectuosamente, celebrando su intervención que nos ha parecido brillante. Deseamos se continúen.

    Sr. Lini: si hay algo de lo que jamás nadie podría acusar al Lic. es de tibieza. Sí, toma una postura, que puede ser equivocada.
    ¿Machismo del Hombre, Lini? ¡No sea machista quiere!
    Srito. W: cuando lea los escritos dialogaremos.

    Los compiladores.-

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  6. Se nos acaba de ocurrir que tal vez el Lic., donde dice ""Cada cisne negro ha sido causa de cada uno de estos llorones escritos", podría decir "cada cisne negro, luego, ha develado ser otro cisne blanco".

    Los Compiladores.-

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  7. Ah bien. Veo que fui yo el que parece haber leído un tanto desviado. Volveré sobre el texto.

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