En esta oportunidad presento las condiciones necesarias para ser expulsado de mi lista de contactos de facebook. Este texto fue publicado en abril pasado, en el #111 del Periódico Pausa.
Mi relación con el facebook es muy ambigua y
ciclotímica. Aunque pensándolo mejor, más que ambigua es bipolar, y más que
ciclotímica es una montaña rusa. Odio el face, pero estoy todo el día conectado
a él… y capaz lo odio precisamente por eso.
Mi primera cuenta la hice porque “no me queda
otra”, y el entrecomillado es debido a que así se llamaba: me había cansado de
juntarme con mis amigos y no saber de qué hablaban porque todo era “viste lo
que publicó fulano”, “che, mengano batió cualquiera con lo que posteó”, etc.,
etc., etc. A esa cuenta, en 2010, la hackearon y esa fue mi oportunidad de
renunciar a la red social peor diseñada del mundo. Pero no lo hice y con mi
nueva cuenta toda mi declaración de principios morales sobre la privacidad y de
no difusión de mi vida se fue al tacho. Cuando ya no podía ocultar mi fanatismo
por lo que entonces yo, públicamente y como para hacerme el intelectual
crítico, consideraba “la cosa que iba a acabar con la humanidad y las
relaciones sociales”, y quienes me escuchaban defenestrar el face se me morían
de risa en la cara empecé a decir que lo usaba como herramienta de trabajo:
difundía algunas notas que escribía, publicaba bandas de música y relatos de
escritores que me gustaban y era el medio de comunicación mis alumnos una vez
que entramos en la era post-mail… y las 23 hs. restantes de día me la pasaba
jugando al Bubble Island, chateando o chusmeando las publicaciones de mis
“amigos”.
Pero quiero volver unos renglones y
especificar algunas cuestiones relativas a mis “amistades” del facebook. Si hay
algo a lo que no renuncié es a ser estricto en las exigencias para “confirmar”
mi amistad con alguien en el feis. Para mí la palabra amigo es muy cara y, por
cierto, no me interesa ser amigo de cualquiera ni en la red ni en la calle: hay
gente a la que decididamente me niego a tolerar y/o querer. En otras palabras,
me reservo el derecho de admisión y permanencia a mi vida. Mi umbral de
tolerancia, en cuanto a la cantidad de contactos, es muy bajo; y por ende,
cuando alcanzo un cierto número empiezo a limpiar la lista de amiguitos, y eso
es algo que me da placer. ¿Y a quiénes elimino? A éstos, que podemos llamar, si
ustedes quieren, mis odiados virtuales:
- Los que ponen “Me
gusta” en sus propios estados, fotos, videos… y comentarios. ¿No te alcanza con
compartir algo para dejar en claro que eso te gusta? ¿Vos compartís lo que no
te gusta, con las personas que no te gustan? Entonces, me parece innecesario,
me pone nervioso y chau, qué tal.
- Los que te comentan
“No me gusta” en alguna de tus publicaciones… sencillito: me da alivio que a
esas personas no les guste lo que publico, así no me da culpa cuando las
elimino.
- Los contactos
“fantasmas”: esos que solamente ves cuando estás limpiando la lista de amigos.
O sea, te agregan y luego no interactúan con vos para nada. Son como un papel
de caramelo en el bolsillo: ¿qué hace ahí? No sé, no lo uso, lo tiro. Lo mismo
con los Gasper virtuales. Ah, y de paso me ahorro ataques de paranoia.
- Los que comparten “memes”
y frases de manera compulsiva. Además, son citas generalmente fascistas,
misóginas y homofóbicas… eso me da la pauta de que no tienen nada interesante
para decirme. ¿Soy prejuicioso? Sí, ¿y?
- Los que publican
absolutamente todo lo que hacen o están haciendo, incluso cuando se van a
bañar… mis pobres criaturitas: ¡cuánta soledad! Ni que fueran los personajes de
la canción de Twiggy, “Necesito un amigo”. Los abrazo en amor, pero antes los
elimino.
- En la anterior
categoría podemos incluir a los que se quejan de la ola de inseguridad, de que
no se puede salir a la calle, pero postean que se fueron una semana a Brasil o
que dejaron la casa sola… son casi tan odiables como los que viven perseguidos
por el crimen pero pegan una calcomanía en sus autos de la cantidad de hijos y
mascotas que tienen a disponibilidad para ser secuestradas.
- Las parejitas que se
declaran permanentemente su amor por facebook… ¡y viven juntos!
- Los que me mandan
solicitudes de juegos cada 2 minutos y/o me invitan a eventos que saben que no
me interesan… les aclaro: ni soy una sala de videojuegos que venda fichas ni me
banco que me usen de espacio publicitario sin mi permiso.
- Los que de manera
intencional escriben con errores de ortografía. yop no c xq lo acn y con k
sentido i c enojan si los correjis.
La lista de condiciones creo que sigue, y
viendo lo insoportable que soy seguro se preguntan cómo puede ser que tenga
contactos todavía y que además haya personas que lo quieran ser… quédense
tranquilos: yo también me lo pregunto.
Y así dadas las cosas, es más claro por qué digo que mi relación con el
feis es bipolar… parafraseando al gran Charly, terminaría diciendo que lo amo,
lo odio, dame un “like”.
Me parece que sos un genio con lo que decis, y sin intenciones de faltarte al respeto con que caso seguirias usando facebook si no tiene sentido alguno ser igual que otros..
ResponderEliminar(Creo yo) no tiene caso usar algo que no merece sentido alguno. Esta muy bueno el articulo Muy buenas noches